Como padres nos centramos en que nuestros hijos aprendan y obtengan unas buenas calificaciones. Les ayudamos en lo que necesiten, estudiamos con ellos, les preguntamos la lección y hacemos todo lo que está en nuestras manos para que vayan avanzando dentro del sistema educativo.

Esta ayuda, a menudo es el resultado de una presión sociocultural y en este caso en concreto, de una inmediatez por responder adecuadamente al sistema educativo y a sus contenidos curriculares: “Todos estamos tranquilos cuando nuestros hijos van al colegio con los deberes hechos o con el tema aprendido y poder plasmarlo en un examen, aunque en dos días ya no se acuerde de nada” o cuantas veces hemos dicho “ No pasa nada que se olvide de dividir, si  luego usará la calculadora”…..

Esto es así, y seguirá siendo así y tanto padres como estudiantes se adaptarán a esta presión e irán avanzando como puedan.

Dentro de toda esta inmediatez, podríamos aprender a parar y centrarnos en reforzar la ATENCIÓN en los niños y adolescentes.  Esto les facilitaría la capacidad de concentración, comprensión e interiorización de los contenidos académicos y también, la economización del tiempo de estudio y deberes.

Es importante, que se les enseñe a prestar y mantener la atención y a que sepan, que entrenar esta capacidad antes de ponerse a estudiar o como el comienzo de un hábito en el caso de los niños de infantil y 1º y 2º de Primaria, va a mejorar y ampliar su mantenimiento de la atención y su calidad, no solo en sus resultados sino también en el proceso de enseñanza-aprendizaje.

Porque el proceso de enseñanza-aprendizaje no es un proceso inmediato, sino largo y condicionado por las capacidades, habilidades y personalidad de cada niño y adolescente en concreto.